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Los recuerdos pueden ser alterados con medicamentos.

  Ser atacado, violado, vivir un atentado terrorista o tener un grave accidente puede dejar recuerdos indelebles en nuestra memoria. Estos recuerdos suelen producir lo que se denomina trastorno por estrés postraumático o TEP, cuyas consecuencias se prolongan en el tiempo, provocando en los que lo padecen ansiedad, ataques de pánico o trastornos del sueño. 
  Un medicamento utilizado tradicionalmente para la hipertensión está siendo probado por especialistas estadounidenses, porque es capaz de disminuir el nivel de hormonas de estrés generado tras una situación traumática. Al disminuir dicho nivel es posible, según los investigadores, que estos recuerdos tan radicales queden archivados en el cerebro con menos fuerza, lo que permitiría a los pacientes convivir con ellos. 
   El origen del TEP ha sido estudiado sobretodo en lo que se refiere a los accidentes de tráfico y a las agresiones sexuales, por ser ambas situaciones las que más suelen afectar a los habitantes de los países más desarrollados. El TEP afecta a alrededor de un 22% de las víctimas de accidentes de tráfico y casi a un 95% de las víctimas de violaciones o abusos sexuales. 


  ¿Qué hacer con estos recuerdos tan traumáticos? La investigación en el área del TEP siempre ha sido difícil y compleja. Los recuerdos traumáticos suelen ser considerados como pensamientos intrusivos, y se han realizado a lo largo del tiempo diversas terapias, como la cognoscitiva, el manejo de la ansiedad, la psicoeduación o la terapia del juego, en el caso de los niños. Ahora, con estos nuevos estudios se está edificando un tipo de tratamiento desde el punto de vista químico, administrando Propranolol a las víctimas de estos terribles sucesos. 
  Según informa Pitman, de la universidad de Harvard, administrar Propranolol o ciertos medicamentos en el momento en que las víctimas son hospitalizadas, evita el desarrollo del TEP, pudiendo incluso desaparecer totalmente el trauma psicológico. 
   Cuando nos sucede un hecho así de grave, en el cual nuestra vida corre peligro, producimos un exceso de hormonas del estrés, que graban a fuego el recuerdo de ese momento en nuestro cerebro. Esta propuesta farmacológica consiste en bloquear estas hormonas, con el fin de que las personas afectadas no memoricen de una forma tan radical lo sucedido. Cuando formamos un nuevo recuerdo, éste no queda inmediatamente grabado en nuestra memoria, si no que existe un tiempo de modificaciones posibles, hasta que las redes neuronales establecen una impresión determinada como memoria. Por lo tanto, la modificación debería producirse en ese intervalo temporal, ya que según la visión tradicional de los neurocientíficos, una vez el recuerdo ha sido fijado, difícilmente podrá modificarse. 
   La forma en que se fijan los recuerdos dependería esencialmente de nuestras respuestas emocionales ante cualquier incidente. Por eso, recordamos mejor aquellas cosas que nos han afectado profundamente en el nivel emocional, como nuestro primer amor o un divorcio. Esto es debido a que la producción de adrenalina en determinadas situaciones es directamente proporcional a la profundidad con que este hecho se graba en la memoria. 


   El Dr. Pitman ha llevado a cabo un estudio con personas que acababan de sufrir una situación traumática. A estos individuos se les suministró Propranolol o un placebo a 19 personas víctimas de accidentes de tráfico o violaciones. Tres meses después, los pacientes escucharon unas cintas en las que se describían los hechos traumáticos que les habían sucedido. Las personas que habían tomado Propranolol mostraron menos síntomas de estrés que las que habían consumido el placebo. 
   Se están llevando a cabo más estudios para generalizar el uso de estos medicamentos en los hospitales, prometiendo la mejora de muchas personas que son perseguidas por hechos del pasado.

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