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El presente es inalcanzable para el cerebro

   Nuestro cerebro necesita medio segundo de tiempo para que un estímulo pase del inconsciente al consciente, según ha descubierto el neurólogo de la Universidad de California B. Libet. Según sus investigaciones, adquirimos conciencia de la realidad con cierto retraso respecto a la velocidad de los acontecimientos. 
   Para Libet, es por ello por lo que no tenemos ninguna posibilidad de alcanzar la velocidad de los acontecimientos, ni por tanto de atrapar el tiempo que transcurre. En uno de sus experimentos, Libet puso electrodos sobre el córtex somatosensitivo de pacientes despiertos. El córtex somatosensitivo es la región del cerebro sobre la que circulan las informaciones sensoriales registradas a lo largo del cuerpo. Con la ayuda de una débil corriente eléctrica, Libet provocó sensaciones en la superficie de la piel de los pacientes cuya duración temporal variaba deliberadamente. Comprobó que si disminuía la duración de los impulsos eléctricos, los pacientes percibían cada vez menos esta agresión, y que por debajo de las 500 milésimas de segundo, no se enteraban de nada de lo que ocurría en su piel. 
   Su conclusión es que para que un acontecimiento pase el umbral de la conciencia y sea registrado por un sujeto, el tiempo desempeña un papel fundamental, ya que si el acontecimiento ocurrido sobre la piel no dura más de medio segundo, el consciente humano sencillamente lo ignora. 
   No es la primera vez que Benjamin Libet sorprende con sus descubrimientos sobre la conciencia. Anteriormente había demostrado también que nuestro cerebro toma las decisiones casi un segundo antes de que las asumamos conscientemente. 


   Para Penrose, físico matemático, la conclusión de este y varios estudios similares, es que la conciencia no puede reaccionar a una agresión externa si la respuesta a la misma tiene que tener lugar en menos de dos segundos. Hay una posible explicación de esta manera de proceder de la conciencia, ya que cuando el cerebro recibe un estímulo lo registra en dos lugares: la amígdala y el neocórtex. La amígdala es el área con forma de almendra, encargada de recibir las señales de peligro potencial y la que desencadena una reacción capaz de salvar a vida. La amígdala es por tanto la primera región del cerebro en recibir un mensaje. El neocórtex está más lejos que la amígdala y recibe los mensajes sensoriales más tarde, pero a diferencia de esta, tiene mayores poderes de evaluación, y se detiene a considerar más cosas.

   Dado que el 95% de los estímulos que recibimos llegan directamente al neocórtex y solo un 5% van directos a la amígdala, el retraso que experimenta la conciencia en registrar las sensaciones corporales y en reaccionar puede estar relacionado con la fase de evaluación que necesita la amígdala. 
   En cualquier caso, los trabajos de Libet consolidan las investigaciones sobre los mecanismos de conciencia y el papel que desempeña el factor tiempo en los procesos cerebrales.
   Otras investigaciones han establecido a su vez una constatación universal: el presente dura tres segundos para todas las personas. Es el lapso de tiempo que necesitamos para distinguir sucesivos impactos sonoros o lumínicos, para guiñar un ojo o para cualquier movimiento corporal. Todo lo demás que añadimos son solo sensaciones que no tienen nada que ver con nuestra conciencia presente. 



Dedicado a "Democracia real, YA". El presente puede ser inalcanzable, pero juntos construiremos un futuro memorable.   

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