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Vamos con otra reciente noticia del mundo científico, relacionada más quizá, con la conciencia en sí, que no con estados alterados de ésta específicamente.
Dos estudios recientes, publicados por la revista Nature, y realizados por científicos de la Universidad de Cambridge y de la Universidad de Edimburgo, han profundizado en los conocimientos que hasta ahora se tenían acerca de los ritmos circadianos.
Estos ritmos son los que controlan los patrones de la actividad cotidiana y estacional de los organismos, desde los ciclos de sueño hasta las migraciones de las mariposas. Es decir, son los ritmos biológicos que determinan ciertas variables del cuerpo, en intervalos regulares de tiempo.
Todos los animales, plantas, y probablemente todos los organismos muestran algún tipo de variación rítmica fisiológica que suele estar asociada con un cambio ambiental, como el día y la noche.
En la investigación realizada por el Institute of Metabolic Science, de la Universidad de Cambridge, los investigadores lograron identificar por primera vez ciclos de 24 horas en los glóbulos rojos de la sangre. Este hallazgo resulta significativo porque desde siempre se había asumido que los ritmos circadianos estaban relacionados con el ADN y la actividad genética, pero, a diferencia de la mayoría de las células del cuerpo, los glóbulos rojos no contienen ADN.
Según Akhilesh Reddy, neurocientífico y co-autor de esta investigación, "ahora sabemos que el reloj circadiano existe en todas nuestras células". Si no fuera por él, nada coordinaría las actividades celulares cotidianas, explica el científico.
Reddy añade que: "Las implicaciones de este descubrimiento para la salud son múltiples. Ya sabíamos que los relojes circadianos desestabilizados (por ejemplo, como consecuencia de los turnos de trabajo o el jet-lag) están asociados a trastornos metabólicos como la diabetes, a problemas de salud mental o incluso al cáncer. Aumentando nuestro conocimiento sobre cómo funciona el reloj celular las 24 horas del día, esperamos que la relación con estos y otros trastornos sea aclarada. A largo plazo, estos nuevos conocimientos podrían propiciar el desarrollo de novedosas terapias, en las que no podríamos ni haber pensado hace un par de años".
Para su estudio, los científicos incubaron, a temperatura corporal y en la oscuridad, glóbulos rojos obtenidos de voluntarios sanos. En intervalos de varios días, los científicos tomaron muestras de estos. Después las analizaron midiendo los niveles de peroxiredoxina, unos marcadores bioquímicos producidos por la sangre. De esta forma descubrieron que estos marcadores seguían un ciclo de 24 horas.
Fuente: Tendencias21.
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