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Análisis de los EC - 1

   Vamos entrando en materia y aclaremos qué son los estados de conciencia.

  El conocimiento de los estados de conciencia (EC) puede ser uno de los más importantes legados formativos de la Historia humana. Pese a ello, ni la Psicología ni la Educación los han integrado con toda su riqueza en sus ciencias normales y en las universidades, lo que no deja de ser objetivamente extraño, aunque frecuente también con otros temas críticos. Su alcance e implicaciones educativas y didácticas, desde la perspectiva del  enfoque complejo-evolucionista (A. de la Herrán, 2003), son considerables y merecen una reflexión serena desde la Didáctica y la Formación del Profesorado.



Concepto de estados de conciencia. 


  Cada persona, desde su potencial psicogenético, historia, madurez personal, capacidades, creatividad, meditaciones, experiencias, identificaciones, apegos y demás vivencias y circunstancias, experimenta y podría
reconocer en sí misma una  conciencia exclusiva. Por no poderse equiparar, en rigor concluimos con que existen tantos EC como sujetos y situaciones.
   M. Bunge (1980) admite la existencia de  "Los estados mentales neurofisiológicos clásicamente derivados y estudiados desde enfoques psicobiológicos". Esto es importante, ya que, a la postre,  como decía C. Lamote de Grignon (1965), la conducta humana es siempre una manifestación del sistema nervioso.

   Algunos autores, como J. Grau (1993), desarrollan también un punto de vista descriptivo, al conceptuar los EC afirmando que los "estados alterados de conciencia son todos aquellos que no obedecen al ritmo  cerebral ß". Debe entenderse por "ritmo cerebral" las "oscilaciones de potencial, que se producen en la corteza cerebral como en muchos otros órganos" (J. Rostand, 1968, p. 181).
   M. Denning, y O. Phillips (1986) entienden el "estado de conciencia" como  "accesibilidad y dirección de todo nuestro potencial mental y emocional -y, por tanto, hasta cierto punto también nuestro potencial físico-". Por su parte, S. Krippner (1980), psicólogo transpersonal, define "estado alterado de conciencia", como:

“Un estado mental que puede ser reconocido subjetivamente por un individuo  (o por un observador objetivo del individuo) como diferente, en funciones psicológicas, del estado "normal" del individuo, del estado de alerta y de vigilia”

   Ouspensky (1978) identifica tres  características de los EC, observables (autoevaluables) "por cada uno en sí mismo": a) Duración del pensamiento propio de la conciencia, b) Frecuencia de los procesos propios, y c) Amplitud y penetración: "Pues esto puede variar mucho con el crecimiento interior del hombre"



Aclaración:  estados de conciencia o  inconsciencia.

   Una gran mayoría de autores (experimentadores y científicos) está de acuerdo en no oponer  conciencia  a inconsciencia en cualquiera de sus formas. Se deduce de esto que la expresión EC se refiere al continuo ‘estados de conciencia e inconsciencia’. El concepto de  EC  así entendido arranca de la filosofía tántrica hindú, según la cual todo es conciencia. Desde una perspectiva de complejidad evolutiva (A. de la Herrán, 2005), se prefiere hablar del continuo ‘estados de ego(centrismo)-conciencia’.
   Tanto desde el punto de vista psicoanalítico como budista, la presencia del inconsciente en el consciente es muy importante, aunque su orientación es diferente. El maestro zen T. Deshimaru (1993) expresa que "cualquier fenómeno de conciencia proviene del inconsciente”. Otros autores como A. Caycedo (1969), creador de la sofrología defiende la preeminencia del consciente sobre el resto de planos de conciencia, que su escuela reconoce.


Fuente: Agustín de la Herrán (Universidad Autónoma de Madrid)





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